Autopistas Urbanas

Ya practicamente todos los santiaguinos hemos andado alguna vez por alguna de las modernas autopistas que atraviezan Santiago, y que acortan las velocidades de manera impresionante. Sin duda, cuando bajamos el nivel del Mapocho todos sentimos que nos transportamos a Europa, Japón o a algún lugar en que la infraestructura sea de punta. Nadie duda un segundo de la calidad de las empresas Costanera Norte o Autopista Central, que con centrales llenas de cámaras y censores de última generación, entregan más seguridad que lo que Carabineros de Chile soñaría.

Estas obras son la consolidación final de un modelo que ha cambiado la cara de Chile e los últimos 15 años al menos. Y bajo la consigna de "que lo pague el que lo use" todo parece tanto más justo. Pues claro, ahora, como ocurre con practicamente todas las carreteras de Chile, estas autopistas internas de la ciudad está concesionadas, por lo que hay un privado detrás de ellas lucrando, y por eso debemos pagar por usar las nuevas autopistas. No un peaje como en otras partes, sino sólo portando un aparato TAG, que marca todas las veces que pasamos, y cuya cuenta llega a fin de mes como cuenta del gas(si somos tan modernos). Esta premisa esconde una pequeña mentirilla que, siendo que no es la que me interesa en este momento, es importante. "Hay que pagar para pagar los costos de la obra". Eso es, digámoslo, mentira. Se paga considerablemente más de lo que costó la autopista para producir un negocio al privado que está detrás de la inversión, lo que en todo caso no creo necesariamente negativo, pero si debe ser aclarado, ya que mucha gente se queda con el primer análisis de un simple eslogan.

Ahora, lo que a mi más me importa. En el siglo XXI de un Chile abierto al mundo y a los privados, en un modelo que algunos llaman "economía social de mercado", el rol del Estado deja de ser, por ejemplo, controlar los medios de producción, o de velar por la correcta educación(los grupos intermedios, en teoría, se encargan de eso). Ahora que el Estado parece mucho más chico, sus tareas son igualmente identificables. Una de éstas(la más importante talvez) es ser el gran redistribuidor de la riqueza. ¿Cómo? A travez de la educación, o de la salud, el Estado propicia "el chorreo" que por si sólo tanto se demora en llegar. Una de estas formas de hacerlo era, precisamente, la infraestructura. Desde la vivienda hasta, digámoslo, carreteras. Eso se lograba con los impuestos. Ahora la población es mucho más feliz porque ostensiblemente le cobran menos impuestos, pero les aseguro que si suman lo que gastan, por ejemplo, en peajes, se darán cuenta que no ganan. O incluso pierden.

El modelo ahora quiere que el que use pague. Se debería tratar, creo yo, de que el que no puede pagar también use. Talvez el sistema actual es mucho más eficiente y productivo(y la verdad, no lo dudo), pero también es mucho más individualista(YO pago por lo que YO uso, y nada más) y comienza con otra desigualdad: quienes pueden y quienes no pueden utilizar las nuevas autopistas(es mucho más profundo, pero sirve como una imagen).-