Otra opinión sobre los impuestos a los libros

Y como este blog nunca ha pretendido ser políticamente correcto, podemos decirlo sin complejos: estoy en contra de que se le rebajen los impuestos a los libros. No en las condiciones actuales al menos.
Y no, no es que esté en contra de masificar la lectura, hacerla más accesible a todo Chile, etc. En nuestro país me da la impresión de que hay un concurso estilo bicentenario-chile-elige de quien toma la medida más parafernálica con mucho ruido y que soluciona muy poco. Así por ejemplo esto de darle pastillas del día después a las niñitas de 14 años hace mucho ruido y genera debate, pero todos sabemos que no soluciona ninguna cuestión de fondo y deja las cosas igual o peor que antes. Lo mismo con esto de los impuestos al libro.
Estaremos todos de acuerdo con que los libros son comprados por, siendo optimistas, el 25% más rico de Chile. Y que el resto 75% no deja de comprar libros por plata, porque si los libros costarán la mitad que ahora les aseguro que las ventas no aumentarían mucho más. En la clase media no se lee porque no se interesa, y en las clases más pobres simplemente no se sabe leer(más allá de no poder comprender las instrucciones de servir un plato de zucaritas). Y ambos ejes del mismo problema se atacan con programas globales, los que incluyen educación pero mucho más que educación. Hace 40 años el dr. Fernando Monckeberg descubrió que en una población las mujeres adultas no manejaban más de 200 años y para solucionarlo promovió un programa de nutrición que duró por lo menos 20 años y que tuvo un costo estimado de 24 mil millones de dólares. Supongo que su última preocupación fue el impuesto de los libros.
Para solucionar el problema, como dijimos, requerimos políticas públicas e infraestructura. Y ambos necesitan PLATA, mucha plata. Y eso que llamamos dinero el Estado lo saca de los impuestos. Y en un país como Chile donde los impuestos no son precisamente abultados no nos podemos poner a regalar. Menos a subvencionarle un ocio a los más ricos. Porque eso es lo que significaría quitarle el impuesto a los libros en las actuales condiciones.

¿Hay un problema de acceso? Claramente. Pero parte por las 20 librerías que habrá en vitacura v/s ninguna que hay en La Pintana(idea figurativa). Y eso no se soluciona aumentándole las ventas a las de Vitacura, sino que construyendo bibliotecas en La Pintana. O que el Estado lleve librerías a esa comuna, como lo hizo alguna vez México con su fondo de la cultura económica. O utilizar las herramientas digitales(como banda ancha para todos), quién sabe! Pero todo eso significa una gran inversión. Y también atreverse a hacerla.
Cada vez que paguemos incluso hasta dos lucas más por un libro acordémonos lo suertudos que somos de poder pagar esas 2 lucas, de pertenecer al quintil en que estamos, y de las oportunidades que la vida nos ha dado. Y acto seguido pensemos en el resto, en aquellos que no tuvieron estas posibilidades, los que talvez no pueden ni leer este blog por falta de acceso.
Sólo una vez que hayamos avanzado en esto, y tengamos índices de penetración de la lectura como Inglaterra, España o nuestra más cercana Argentina, entonces ahí será sensato dar el siguiente paso. Esto es, eliminarle el impuesto a los libros, los que entonces ya no serán ocio de los más ricos, sino que ocio de todos.