lunes, agosto 15, 2005

Los blindajes no son el problema


La negociación parlamentaria dentro de la alianza y especialmente dentro de la concertación ha ayudado a que se vea aún más mermada la imagen que proyecta la dirigencia política hacia el resto del país. A su desprestigio actual, se siguen sumando otros factores que la hacen perder cualquier legitimidad o credibilidad. Y entonces caemos en lo que hay hoy día, una crisis de la representación, la que conlleva a otra en la participación, y todo finalmente concluye en una mediocre democracia.
Entonces estamos de acuerdo en que existe un problema grave, sobre el cual la negociación parlamentaria es sólo un aspecto, pero creo que la opinión pública(desde los núcleos de base sociales hasta incluso miembros de la cúpula política) no ha sabido identificar correctamente el problema en esta coyuntura. Mucho se ha clamado que éste radica en, por ejemplo, las peticiones de blindaje de algunos partidos, o la preferencia de las comisiones negociadoras de candidatos que no tienen tanto apoyo popular por sobre otros que si cuentan con ese respaldo.

En mi opinión eso es un error. La plataforma en la que nos movemos hoy es en la de la democracia representativa. Dentro de este sistema de democracia representativa existe una estructura partidaria, y particularmente en el nuestro existe otra de conglomerados. ¿Es un error pensar entonces que los propios partidos puedan darse sus propias formas de organización, acorde al proyecto país que tienen(siempre enmarcados en la democracia), y tomar sus desiciones de forma autónoma?. Justamente los partidos tienen juntas nacionales, comités centrales, consejos regionales, etc, que les son propios. Y también los conglomerados crean comisiones negociadoras, programáticas, políticas, etc, con el fin de responder a un proyecto político. Y por eso no nos debe sorprender ni tampoco causar desconfianza que estas organizaciones elijan representantes que muchas veces cuentan con menos respaldo popular que otros, con el fin de responder a una misión país, la cual debe ser su vocación máxima. Y las encuestas no deben ser más que elementos anexos, factores a considerar, pero no únicos determinantes, porque de lo contrario se desvirtúa su vocación. Que no sea mal visto si la Concertación crea un sistema de "blindaje" para Andrés Zaldívar a costa de Guido Girardi; que no sea un problema la preferencia del Partido Socialista de José Antonio Viera-Gallo por sobre Andrés Navarro; que no sean desconcertantes esas desiciones si tras ellas hay una motivación política que abriga un proyecto de esperanza y vocación por un Chile mejor.
\r\n \r\nPero volvemos al comienzo. Hay un problema, y hemos demostrado que ha sido mal identificado. ¿Cuál es entonces? El problema es que hoy en día no es posible identificar ese proyecto político, esa visión país, esa vocación por un Chile mejor. Es esa carencia de nuestro sistema actual, de partidos vacíos en contenidos y pobres de espíritu lo que ha derivado en las crisis de la representatividad y de la participación actuales. Es el hecho de que tras las negociaciones no se ponderen factores relativos a la misión de los partidos, de los conglomerados, sino que sólo meras cuotas de poder y equibrios, donde todos tratan de sacar un pedazo de torta más grande del que les corresponde. Y este problema, ya identificado, es mucho más conflictivo el que antes veíamos, ya que el anterior es sólo relativo a la forma, en cambio lo que en realidad entorpece nuestro camino es una cuestión de fondo, un tumor que se ha instalado en nuestro sistema, y que nos ha sido muy difícil quitar. Es hacia este punto donde la opinión pública debería apuntar su dedo juzgador, y dejar de empantanarse en conflictos artificiales.

Pero volvemos al comienzo. Hay un problema, y hemos demostrado que ha sido mal identificado. ¿Cuál es entonces? El problema es que hoy en día no es posible identificar ese proyecto político, esa visión país, esa vocación por un Chile mejor. Es esa carencia de nuestro sistema actual, de partidos vacíos en contenidos y pobres de espíritu lo que ha derivado en las crisis de la representatividad y de la participación actuales. Es el hecho de que tras las negociaciones no se ponderen factores relativos a la misión de los partidos, de los conglomerados, sino que sólo meras cuotas de poder y equibrios, donde todos tratan de sacar un pedazo de torta más grande del que les corresponde. Y este problema, ya identificado, es mucho más conflictivo el que antes veíamos, ya que el anterior es sólo relativo a la forma, en cambio lo que en realidad entorpece nuestro camino es una cuestión de fondo, un tumor que se ha instalado en nuestro sistema, y que nos ha sido muy difícil quitar. Es hacia este punto donde la opinión pública debería apuntar su dedo juzgador, y dejar de empantanarse en conflictos artificiales.

1 Comentarios:

Blogger Jose Corvalán said...

Agrega mi blog!:

consejerodefacultad.blospot.com

saludos

jose corvalan

6:48 p. m.  

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