Rápido y furioso

Desde muy joven me han encantado las asociaciones civiles. Cuando era chico fundamos una Junta de Niños, que funcionaba en la Junta de Vecinos de mi condominio, y de la cual fui presidente. Por la misma razón, en una época un tanto "oscura" de mi vida firme cuanta ficha me pasaran por delante, desde las JJCC hasta la CVX, por lo mismo, el 2003, contextualizado por todo lo de IRAQ fui miembro muy activo de ATTAC y la Plataforma por la Paz, los que rápidamente abandoné por chantas. Pero en fin, la cosa es que me gustan estos fenómenos de gente que se reúne y alega por los que consideran sus derechos, hacen que de repente parezca que viviéramos en una democracia y como que por momentos se limpia hasta el smog.
Sin embargo, eso no significa que apoye cualquier acto. Ciertamente no estoy de acuerdo con tolerar a nuestros morenos neo nazis de Puente Alto, pero no es sobre ellos esta columna, sino que me motiva a escribir este naciente grupo de
automovilistas frustrados con las constantes alzas del precio de la bencina y con un impuesto para ellos injusto. No se porque será, pero siempre que escucho algo sobre agrupaciones de amantas de sus autos se me viene a la cabeza la Asociación Nacional del Rifle(NRA, esa de Michael Moore). Me imagino viejas histéricas y maridos abusadores que aman agarrar el volante con sus dos manos y salir a atropellar niños y ancianas inocentes que están justo en el lugar equivocado.
No es que me den miedo, es más como que me dan lata. ¿Qué pasa con los derecho de nosotros, los peatones? ¿Los que van al centro no piensan en cuanto smog ahorrarían si en vez de pasear su opel corsa por Concha y Toro tomaran un metro? Más encima, los que promueven estos "bocinazos comunitarios" suelen ser parlamentarios de derecha que no estarán contentos hasta que desaparezca el más mísero impuesto(¿No se ha preguntado acaso de donde salen los 10 millones que le dan como dieta señor Dittborn?)
Más encima obvio que el porcentaje que anda en auto es el más rico de Chile. Resulta que mientras algunos santiagorientales aprovechan de hacer turismo aventura en la alameda, a esa misma hora que tocan su bocina, las 19 horas, la gente que no le preocupa el gasto del auto porque no tiene está haciendo sus rutinarios viajes de dos horas en 4 micros distintas desde La Dehesa hasta San Bernardo.Por eso propongo que lo único que el gobierno se debiera limitar a hacer es a subvencionar el diesel para las micros, aunque a costa de una regulación tarifaria por parte de éste . Y como eso no va a pasar, considero que ni toquemos los impuestos mejor.
Como anexo, pucha que me reí con la pelea entre los líderes de las bicicletas y los de los autos. En esto, totalmente con los ciclistas!
PD1. Les cuento que el viaje a La Serena fue muy bueno. Aprendí caleta y creo que la gente del taller puede decir lo mismo. Pero cachen que el miércoles en la noche, a pretexto de comida china, comí ratones mongoleanos. El jueves al almuerzo me comí un mariscal que por lo vivo visualicé un coro de camarones cantores. A la noche una parrillada de chuletas crudas que nos contaron todas las picadas de La Serena. Y no me pasó nada! Pero el viernes me comí un Mcdonald y terminé con un genuino Chernobyl en el estómago. No coma Mcmierda!. Lo mejor fue la vuelta, en un bus que venía desde Arica así que ni les cuento lo caldeado que estaba...los vidrios parecían de motel de puerto.